¡Oh, dulce concupiscencia de la carne! Refugio de los
pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos
mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los
intelectuales, lujo de los ancianos. ¡Gracias, Señor, por habernos
concedido el uso de los artefactos, que hacen más que palatable la
estancia en este Valle de Lágrimas en que nos has colocado!
La mujer que no -Jorge Ibargüengoitia
5.7.10
PALATABLES
Publicado por
Madmoiselle de Axolotl
Etiquetas:
Cuento,
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Literatura
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