2.2.11

Receta casera - Juan José Arreola


Haga correr dos rumores. El de que está perdiendo la vista y el de que tiene un espejo mágico en su casa. Las mujeres caerán como moscas en la miel.


Espérelas detrás de la puerta y dígale a cada una que ella es la niña de sus ojos, cuidado de que no lo oigan las demás, hasta que les llegue su turno.


El espejo mágico puede improvisarse fácilmente, profundizando en la tiña de baño. Como todas son unas narcisas, se inclinarán irresistiblemente hacia el abismo doméstico.


Usted puede entonces ahogarlas a placer o salpimentarlas a gusto.

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